dimecres, 29 de febrer del 2012

Ni Costa, ni Alegre

Costa Cruises, también llamado Costa Crociere, o lo que os sonará más, Costa Cruceros, lleva unos meses cubriéndose de gloria y no ganan para disgustos.

Primero fue el señor Schettino, con su Costa Concordia, que tras realizar unas extrañas maniobras por la Isla de Giglio consiguió hundir el barco, del que, misteriosamente cayó para aterrizar en un bote salvavidas que lo llevó a tierra firme.

Pocos días después apareció una misteriosa señorita que según sus declaraciones estaba haciéndole compañía al señor Schettino en su camarote cuando sucedió el accidente.

El caso del Costa Concordia es todo un ejemplo de cómo hacer las cosas mal, entre las que destacan:

- No haber realizado simulacros de emergencia antes de partir
- Ignorar las advertencias del pasaje y hacer ver que no pasa nada
- Cambiar de rumbo sin órdenes previas
- Escapar el capitán del barco cuando todavía hay gente dentro


Hace poco fue un crucero llamado Costa Alegre el que tuvo un problema en pleno océano Índico, al producirse un incendio que lo dejó sin corriente eléctrica y a la deriva durante varias horas hasta que se envió ayuda de las Islas Seychelles, donde van a atracar y repatriaran vía aérea a sus pasajeros.

La verdad que tal y como está el mundo no creo que se trate de una estrategia publicitaria basada en el "no importa si hablan bien o mal, lo que importa es que hablen". Y como sigan teniendo percances tan sonados lo único que conseguirán es hundirse tal y como hizo el Costa Concordia.

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